lunes, 30 de marzo de 2020

*_Conectar y dirigir_*



Jaime es un niño de 4 años que se levanta llorando y pataleando casi cada día diciendo que no quiere ir al colegio. Se niega a vestirse y a desayunar. (Su madre ya lleva tiempo hablando con él y ha tenido tutoría con su profesora. Han llegado a la conclusión de que es miedo a no “hacer bien las fichas”, sería una creencia errónea de incapacidad, por lo que llevan días trabajando la autoestima en otros aspectos de su vida)

La mamá intenta abrazarlo, algo a lo que él se niega. 
Tras un rato de oposición:

Mamá: te veo muy enfadado cariño, 
entiendo que no quieras ir al colegio.


Jaime: ¡No, no quiero! ¡Es un rollo! ¡Me aburro!
Mamá: ¿puedo abrazarte? Sólo quiero darte un beso.
Jaime no dice que sí, pero tampoco se opone. Su mamá lo abraza y lo consuela, diciéndole que lo entiende, que de pequeña había días en los que ella tampoco quería ir… Jaime se relaja un poco.

Mamá: Venga, que hoy te ayudo a vestirte y a desayunar.
Jaime: ¡Vale! ¡¡Pero yo no voy al colegio!!

La madre en ningún momento le dice que no va a ir al colegio, sólo está conectando con el hemisferio derecho de su hijo e intentando tranquilizar a la parte reptil del mismo. Poco a poco, va hablándole de sus amigos del colegio y de lo bien que se lo pasan juntos. 

Jaime no dice nada, pero su talante comienza a cambiar. La mamá le dice que a ella de pequeña le daba miedo hacer las fichas, pero que luego se daba cuenta que era capaz de realizarlas y que aprendía mucho. - Tras el desayuno, su mamá le dice que se lo pasará muy bien en el colegio, a lo que Jaime contesta llorando diciendo que no quiere ir, aunque esta vez, con menos cólera.

Su mamá se arrodilla, se pone a su altura y lo abraza:
Mamá: ¿qué te parece si te llevas al colegio el libro de Mickey que tanto te gusta? Podrás enseñárselo a María, seguro que lo pasas muy bien.

Jaime, finalmente, se sienta en el coche y se dirigen al colegio, pero en el momento de salir del vehículo, se niega, y su madre no sabe cómo convencerlo. Finalmente, tras comprobar que jugar al pilla - pilla no la llevaba a ningún sitio, la mamá decide entrar y sentarse junto a él, vuelve a abrazarlo y a decirle que lo entiende, que entiende su miedo, pero que él puede hacerlo bien, porque es capaz, y que si se equivoca no pasa nada, porque está aprendiendo, y su maestra lo ayudará.

Jaime entró la escuela abrazado de su madre, se quedó en brazos de su profesora, pero sin llorar, más tranquilo. Poco a poco Jaime opone menos resistencia para ir al colegio, va superando su creencia errónea de la incapacidad. Esta situación se repite cada vez con menos frecuencia y con menos intensidad, incluso hay días en los que Jaime está deseando ir a la escuela.

Recopilación: Isvethdaniela Acosta.
Email: isvethdaniela@gmail.com
*_Escuela Para Padres_*

No hay comentarios:

Publicar un comentario