Alguna vez les ha pasado
qué, quieren hacer algo, saben que ese algo lo hacen bien, conocen sobre aquello
y desean mostrarlo a los demás, cuentan con los recursos mínimos necesarios y muy
importante, tienen las ganas y el ímpetu para desarrollarlo y llevarlo a cabo.
Quizá poco conocen de sí
mismos, por lo menos en forma plena consciente, sin embargo, eso no les detiene
y de repente como “de la nada” salta una duda, un pensamiento cuasi automático
no identificado que dice "no se" y establece justo ahí los tan
invasivos “pero_ me faltó esto”, “mejor lo cambio”, “quitó esto”, “mejor
eliminó”, “agrego, borro, agrego, elimino esto y aquello una y otra vez. Un
ejemplo de esto, yo misma; antes de permitirme, de darme el permiso de ser
libre y escribir para ustedes, paso un montón de tiempo, y es que pensaba en
que quizá el contenido no es lo suficientemente bueno, que puede parecer ridículo,
no va a gustar, se van a burlar, resultará algo poco o nada relevante,
interesante e importante para los lectores, un montón de pensamientos e ideas
se quedaron en la nada debido a cosas como esa.
Y esto puede que ocurra a
muchos otros, no sólo a mí, no sólo a usted, quien por algún motivo hoy se
detuvo a leer estas líneas, muchas veces pensamos en lo que van a pensar y
sobre todo en lo que van a decir los demás, es terrible pensar en eso, pues genera
mucha ansiedad; y esto cabe para cualquiera sea la actividad que se esté realizando,
escritos, vídeo, imagen; me refiero muy puntualmente al medio digital que hoy
en día se mueve con gran rapidez permitiendo una forma de comunicación mucho más
movida, tanto como _viral_.
Todo ese montón de cosas, directamente
nos limita y si bien es cierto, no existe una fórmula única para que el “qué
dirán” deje de interesarnos; lo resolutivo puede radicar quizá en mirar, identificar,
reconocer, y haciendo el llamado insight; mirar internamente procurando darte
cuenta de quién se es, qué es lo que deseas, cómo es la energía que mueve ese
deseo de hacer y mostrar a los demás, sin olvidar el ¿para qué? de aquello que
se quiere hacer.
Si existe una única verdad,
esa es que nadie sabe nada de nosotros mismos, de nuestras capacidades, desatinos,
aciertos y errores, como nosotros mismos.
La gente, los demás, los Otros, quizá
siempre van a tener algo que señalar, ese algo puede ser positivo o no necesariamente
deba ser siempre así o constructivo, a muchas personas se les da más fácilmente
el señalar inquisitivamente y criticar en forma destructiva, les es fácil decir
que hubiesen hecho ellos para que quedara “mejor” porque suponen que pueden
hacer mejor.
¿Entonces cuál será la
forma de darte a ti mismo más valor? Confiar, hacerlo y lanzarte, es justamente
el hacer las cosas, lanzarnos, probar, equivocarnos y aprender, lo único que va
a darnos cada vez mayor seguridad en nosotros, en eso que hacemos, lo cual permitirá
ampliar la propia visión de las cosas, en donde podremos ver en perspectivas
distintas todo lo que guarde relación con lo que estamos haciendo.
Cuesta sí, y hay que hacer
que no nos importa; los demás son libres de pensar y decir como quieran, lo que
deseen, cuando persigan hacerlo; así como también lo somos nosotros, de lo
contrario siempre estaremos mirando al Otro, a la espera de; y el asunto de que
no importe el qué dirán, no es como cuando se tiene jaqueca, toma una pastilla y
en efecto pasa. Esto es un aspecto mucho más interno de nuestra forma de
pensamiento, del nivel de auto exigencia que hacía nosotros mismos tengamos y
que además está condicionado por lo que “vayan a pensar los demás”.
Si comenzamos a modificar
la forma en la que se está pensando, entonces estaremos más seguros de nosotros
mismo y las opiniones de los demás serán sólo eso, opiniones. Por lo cual, no
tendrán siempre un peso negativo en lo que estemos haciendo, porque de ellas
podemos tomar lo que nos sirva para mejorar y lo que no sirva, simplemente es
de déjalo a quien pertenece, la persona que lo dijo.
Una vez más, ¿Qué hay que
hacer? _Hacer, justamente eso, hacer. Haz tus escritos, vídeos, grabaciones,
haz siendo consciente del _Para qué_, siendo consciente de ti mismo en esa
actividad que desarrollas y haz como desees, cuando tengas el ánimo, hazlo como
quieras y comparte con entera responsabilidad.
Eso es lo que hay que
hacer, lanzarte pese a todo el miedo, temor o dudas que se tengan.
Hacer y ¡plum! se fue. Y
después ver, esperar y ver qué sucede, ese resultado va a permitir dos cosas: Primero,
notar que gusta y que no gusta y en función de ello replantear la actividad. Y
segundo, mostrarnos a nosotros mismos, que realmente somos capaces, que tenemos
ciertas habilidades y conocimiento para compartir en forma respetuosa y
responsable, sin pretender que debe per se, ser algo de agrado para los Otros.
Me gustaría leerlos y
conocer sus opiniones sobre este tema.
¡Gracias!
Lcda. Isvethdaniela Acosta
Psicóloga - MSc. Orientación
de la Conducta